Investigación, desarrollo e innovación (habitualmente indicado por la expresión I+D+i o I+D+I) es un concepto de reciente aparición, en el contexto de los estudios de ciencia, tecnología y sociedad; como superación del anterior concepto de investigación y desarrollo (I+D). Es el corazón de las tecnologías, de la información y comunicación.
Esko Aho define la investigación como invertir dinero para obtener conocimiento, mientras que innovación sería invertir conocimiento para obtener dinero, lo que expresa muy bien el fenómeno de retroalimentación que se produce como una estrategia exitosa de I+D+i.
Las actividades de investigación e innovación inciden en el grado de desarrollo de los países de tal modo que existe una correlación directa, demostrada a lo largo del tiempo y del espacio, entre la inversión en investigación, desarrollo e innovación (I+D+i) de un país o región y su desarrollo económico medido en términos de PIB.
Enfocándonos en la I+D+i biomédica y sanitaria, el interés es prácticamente universal, por su contribución directa al desarrollo económico y porque también existe una relación directa entre la salud de la población y su grado de desarrollo. Ese doble interés es responsable de que en las últimas décadas todos los países desarrollados y los que aspiran a mejorar sus condiciones de vida estén dedicando crecientes recursos y estableciendo políticas específicas de promoción a este respecto.
En el ecosistema necesario para llevar adelante esos programas y estrategias, el sector público es determinante por su responsabilidad en el establecimiento de marcos favorables para el desarrollo de estas actividades (marco normativo, apoyo a la investigación e innovación, a la creación y crecimiento de empresas, etc.). Pero además, cuando de I+D+i en salud se trata, los sistemas sanitarios son pilares esenciales de todas esas políticas, ya que son socios indispensables de terceros (otros agentes y empresas) para la generación de conocimiento y el desarrollo de nuevos productos, procesos y servicios, además de validadores, prescriptores, usuarios y compradores.
El reconocimiento de esta faceta de los sistemas sanitarios como un elemento que forma parte del ecosistema de innovación está consolidado y extendido en muchos países. La I+D biomédica genera nuevo conocimiento, respondiendo a preguntas sobre el funcionamiento de los organismos, que eventualmente desemboca en el desarrollo de nuevos productos, procesos o servicios para prevenir, diagnosticar, monitorizar, tratar y/o cuidar mejor a los pacientes, o de estrategias para la promoción de la salud. El desarrollo de esas innovaciones por parte del tejido empresarial, en conexión con agentes científico-tecnológicos y el sistema sanitario, supone una contribución a la creación de empleo, riqueza y desarrollo socioeconómico del entorno en el que se produce.
Ese sistema sanitario pilar esencial en estos procesos, descansa sobre un capital humano, (médicos, enfermeras, farmacéuticos y demás profesionales relacionados) que precisan aprender por sí mismos a generar e integrar conocimientos en un contexto científico y ético; es decir, deben convertirse en estudiantes activos de por vida para no quedar obsoletos, dado el crecimiento vertiginoso del conocimiento científico.
Actualmente la educación continua es la lógica consecuencia para que el profesional continúe perfeccionándose, no sólo cognoscitivamente sino, también espiritualmente, y convertirse en hombre que ayuda a hombres, en situación de salud o de enfermedad, permitiendo una realización profesional plena. Es decir, el conocimiento debe ir transformándose en instrumento y no quedarse sólo en erudición. Esto evidencia que el I+D+i no sólo es vital para generar riquezas, crecimiento socioeconómico y mejorar la calidad de vida de la población, sino también para la autorrealización profesional y personal de aquellos que lo llevan a cabo; Hipócrates diría “La madre del conocimiento es la ciencia; la opinión genera ignorancia”.
Berniza Milagros Calderón Pineda, MD, estudiante de PhD
Especialista en Endocrinología y Nutrición